martes, 5 de abril de 2011

Descanso


Podrían ser los días más tristes de mi corta vida.
¿Quién me diría a mí que en menos de un mes, podría hacer que la línea de mi vida se dividiese en dos? Antes y después de Ella.
¿Pero si no llevo razón, quien me la da?
Ella ya no está, se ha ido, me ha echado de su vida, me ha sustituido, me ha cambiado por algo o alguien, me ha hecho cambiar.
Ya no como, no duermo, no digo desfachateces, no bromeo, no hago más que pensar, soñar, imaginar, recrear...
Recrear lo que pudiese haber sido lo más bonito que jamás Ellos hubiesen presenciado, algo extraordinario en  mi vida, y prometí que sería el momento más maravilloso de tu breve vida.
Pero... ¿para qué recrear? De nada sirve soñar despierto.
Apenas duermo, y cuando lo hago, es porque el agotamiento físico supera al mental. Al despertar, todo vuelve a ser como antes y recuerdo que tan solo tengo ganas de que pase el día para volver a la cama a torturarme.
La cama...el único lugar en que mis problemas no van a mis espaldas, sino que REPOSAN conmigo.
No tengo ganas de día, ni de nada, me paso las horas en babia, abstraído de toda realidad, mis cercanos se preocupan; mi familia se martiriza, pero....y mi querida, ¿qué hace ella?
¡NO! No me lo digas...mi cama no puede con más peso.

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